Crónica de la IV Asamblea General del EEC



Madrid, 27 de enero de 2018.

 

La reunión comenzó con una puntualidad poco habitual, pues la mayoría de los camaradas habían aparecido por el local con media hora de antelación, incluso los que venían desde fuera de Madrid. Así que tras dar sólo quince minutos de cortesía, la camarada que presidía la mesa presentó el orden del día, cuyo bloque inicial y principal era la discusión del documento de trabajo, para lo cual se había reservado toda la mañana. La presentación de candidaturas a la Coordinadora Estatal se realizaría antes de la pausa de la comida, tras la cual se procedería a la elección y se abriría un punto de varios. Dado que el documento de trabajo era extenso e incluía varias secciones, se acordó dedicar a cada una de las mismas un máximo de cuarenta y cinco minutos: los primeros diez para un resumen a cargo de la persona que la redactó y los siguientes repartidos en intervenciones de cinco minutos.

 

La camarada recuerda que desde la primera Asamblea del EEC han pasado solo dos años y tres meses, poco para lo que es la vida de una organización política, pero mucho si se tiene en cuenta las transformaciones económicas, sociales y políticas que han acontecido. El hecho de ser un pequeño grupo hace que cada tarea parezca siempre excesiva y, siguiendo la correspondencia y las publicaciones en la web, se puede comprobar que no han sido pocas las actividades abordadas o la toma de posturas políticas.

 

El documento contiene un detalle de dichas tareas, una valoración de la vida interna del EEC, de sus aciertos y carencias, de las necesidades organizativas a las que aún no hemos sido capaces de dar respuesta, tanto para incrementar nuestra capacidad de conectar con nuestra clase y sus necesidades, como para ser más eficaces en la detección de las fallas del sistema capitalista y en la respuesta que aplicamos.

 

Por lo que se refiere a las líneas de trabajo político futuro, tanto el conjunto de la organización como su futura coordinación debiéramos asumir que nuestra labor central, la que dio razón de nacimiento a este colectivo de comunistas, es la de convertir el eje de clase en el elemento articulador de todas nuestras tareas políticas, ideológicas y de difusión.

 

El desafío que nos espera abarca muchos ámbitos. Desde la contribución de nuestros militantes en la organización de los trabajadores, hasta las áreas en las que desplegar el eje de clase desarrollando línea política, pasando por la necesidad de autonomía de los trabajadores frente a todo tipo de pacto de las izquierdas con los intereses de las distintas fracciones de la burguesía, sea local, nacional o internacional, o por continuar formando a nuestros militantes y dar fuera la batalla ideológica. Es decir, nuestra tarea desde la clase, con la clase y para la clase.

 

Acercándose a la actualidad, la provocación anti-obrera más inmediata que tenemos por delante la clase trabajadora y los comunistas es la estrategia para la eliminación de las pensiones. Se propone que el documento inicial que recientemente publicó el Espacio sobre ellas sea incorporado como resolución de esta asamblea, con el compromiso de uno posterior mucho más desarrollado que dé lugar a un trabajo específico y de largo alcance sobre esta cuestión. Nos va la vida, y no es metáfora, en ello.

 

Bloque 1 del documento: contexto y áreas de intervención

 

Tras un resumen de este bloque del texto se abre el turno de palabra entre los asistentes a la Asamblea.

 

El primer camarada explica que él siempre recomienda que los trabajadores leamos la prensa del capital, especialmente la prensa económica, pues ahí es donde nos avisan de cómo nos van a golpear. Ahí podremos ver por dónde van sus intenciones, ya sea con la nueva economía tipo Uber o similar, con el ataque a las pensiones, etc. Ahí se reflejan también muy bien las contradicciones del capitalismo: como señala el texto, el endeudamiento no es el culpable de los desajustes del capital, sino una consecuencia de una inestabilidad intrínseca y previa. Hace mención a la “acumulación por desposesión” de Harvey y a la escasa capacidad de consumo de la hiper-explotada clase trabajadora. Así, la organización de los trabajadores es una necesidad perentoria. Hay que dar una batalla, que no es ni mucho menos del tipo de “Pedro y el lobo”, sino de la urgencia de los que estamos en el fondo del hoyo y vemos venir un reverdecimiento de la crisis.

 

En este mismo sentido, un camarada se refiere a un párrafo del texto en el que se indica que no se trata de hacer premoniciones económicas, y le gustaría saber si se puede hablar con certeza de una nueva crisis en un horizonte fijo. El compañero que introdujo el texto le responde que no tiene sentido pronosticar una fecha fija -pues cualquier burbuja especulativa podría animar la economía un par de años para luego hacerla explotar con más fuerza-. El hecho es que no podemos estar a expensas de sus modelos de subidas o bajadas, de sus estancamientos o de sus explosiones. La inestabilidad y la crisis es intrínseca al capitalismo, que es un sistema con el que hay que acabar. Es ilusorio intentar trabajar en su mantenimiento o en su dulcificación.

 

Un par de intervenciones se remontan al pasado para contextualizar algunos aspectos que en la presentación se han dejado al margen por falta de tiempo. Así, un camarada pone de manifiesto que la situación de crisis ha sido una constante desde 1973, desde que se acabaron los “años dorados” de los beneficios fáciles tras la posguerra. Otro compañero, refiriéndose más en concreto al caso español, habla de los desequilibrios en la Unión Europea entre países con una alta productividad, como Alemania, frente a países más atrasados como España; de como en nuestro país se ha destruido tejido productivo durante las últimas décadas. Plantea si es posible que en España la crisis se haya manifestado con más fuerza por el papel que nos están haciendo jugar dentro del concierto europeo.

 

A esta última pregunta, otro camarada responde que, efectivamente, la participación en la Unión Europea ha marcado la forma de nuestra crisis. Pero cree que no es correcto culpar a Alemania de jugar un papel de “malvado consciente”. La evolución del capitalismo a nivel mundial ha generado tres polos de poder: EEUU, China y Europa y, dentro de un espacio de varias naciones como es Europa, se han producido unos desajustes esperables e intrínsecos, que perjudican a nuestro país. Pero el gran capital no conoce fronteras, sólo el pequeño y mediano capital es dependiente de instituciones nacionales. El fenómeno que se ha producido en la Unión Europea es que el patrón económico precedente se ha acentuado. Mientras los países históricamente más productivos e innovadores han progresado en esa linea, el capitalismo español se ha especializado en el sector servicios de escasa cualificación y escasa inversión productiva. Otro interviniente añade que la diferencia en el calibre de la producción en Europa es obvia. La gran empresa, la de las grandes patentes y el gran valor añadido están en países como Alemania, Gran Bretaña, etc. En otros países, como España, una pequeña empresa que puede producir productos auxiliares como videojuegos, etc., con pocos empleados es una válvula de escape para una pequeña burguesía local o para mantener la ilusión a nivel de toda la sociedad de que ellos también pueden aspirar al mito del emprendedor. La población trabajadora en general no tiene consciencia de la pobreza a la que están abocados. Intuyen algo, pero no tienen la referencia que les dé el empujón a la lucha. Las luchas que se dan surgen sólo cuando ya la gente está ahogada. Tenemos que esforzarnos por ir creando este nivel de consciencia desde antes.

 

Sobre este último punto de la consciencia, un asistente plantea la paradoja de la falta de formación frente al volumen tan ingente de información -quizás demasiada- accesible a través de los medios de comunicación e Internet. Para los pocos que nos movemos dentro de los ambientes de lucha nos resulta muy difícil conectar con nuestros compañeros de trabajo o conocidos y dar nuestro punto de vista sin que lo rechacen llamándolo radical o algo parecido. Otro compañero le recuerda que no podemos esperar nada de las herramientas del otro bando, ni siquiera de sus programas culturales. Tenemos que asumirlo como un desafío nuestro y, por supuesto, plantear soluciones a nuestro nivel, sin necesidad de montar una cadena de televisión. Deberíamos practicar y dominar el discurso marxista y el análisis de clase para saber colarlo en el día a día. Los camaradas que lo tienen interiorizado saben introducir la frase adecuada en la pausa del café en el trabajo o en la conversación del bar. Es la manera para hacer a la otra persona pensar y que luego se interesen por preguntarte qué piensas tú de tal otro tema que les preocupa. Es un trabajo partiendo de cero y en el que tenemos que ser muy pacientes. Otro asistente añade que más que los programas culturales, lo que él ve peligroso son esos programas a los que acuden “expertos” con corbata y pizarra, tipo “la sexta noche”, en el se vende una divulgación que está orientada por determinados conceptos políticos y económicos. Sobre estos expertos, varias intervenciones añaden que son en muchos casos anarco-capitalistas o ultra-liberales, pero como su discurso es crítico con el gobierno, aparecen como una oposición. La gente no se da cuenta de que le están colando a un enemigo aún peor bajo el disfraz de crítico. Son amigos de la desrregulación, de la libertad de movimientos de capital, de los impuestos mínimos, del mínimo de funcionarios, etc. Y no solo están en las televisiones, son los grandes capitales que actúan como “lobbies” en Europa o que se esconden detrás de tratados internacionales como el TTIP.

 

Un camarada plantea la cuestión de que la irrupción del capitalismo catalán ha servido de acicate al nacionalismo español. Ciudadanos ha subido espectacularmente en Cataluña y Albert Rivera se quiere presentar como un nuevo Macron en el Estado español, una figura absolutamente liberal en lo económico. El interviniente se plantea dónde se sitúa la clase obrera catalana. Parece que la clase catalana no es nacionalista pero han caído en el círculo vicioso de votar a un partido nacionalista local o a un partido nacionalista españolista. De hecho, partidos que han querido nadar y guardar la ropa, como Podemos y sus asociados, no han conseguido ni mantener los votos, y cree que ellos mismos ya lo han identificado como un error. El camarada pregunta a la mesa sobre su opinión acerca de la situación en Cataluña.

 

Otro camarada expone que quizás más que las reivindicaciones de los ultraliberales, le interesa cómo combatir el discurso de los supuestos representantes de la clase trabajadora que al final han entrado en la propia dinámica del capital. Le parece significativo cómo los secretarios generales de CCOO y UGT firmaran la subida de 50€ del salario mínimo interprofesional -que no sacan de pobre a ninguna familia- como si fuera una conquista histórica para la clase trabajadora. O que ahora se estén planteando ligar las reivindicaciones salariales con el concepto de productividad. Aparte de lo tramposa que es la productividad, en la práctica lo que significa es que la contradicción capital-trabajo no se pone nunca de manifiesto, porque se entra en la propia dinámica que plantean los empresarios de que el problema es que un trabajador tiene que pensar en dejarse extraer más plusvalía para poder aspirar a una subida de sueldo.

 

Otro compañero expone la necesidad de combatir permanentemente el mensaje de que la crisis está causada por la corrupción. Es verdad que han robado y se han llevado lo público, pero la crisis capitalista no viene de eso. Y apoyando lo que decía la intervención anterior, recuerda lo que está pasando ahora en la Opel: que si los trabajadores no se bajan el salario, la empresa se llevará la producción del Corsa. Por eso le parece bien el párrafo del documento en el que se menciona que hay que superar la reivindicación salarial y empezar a recordar que hay derechos que hemos perdido en las últimas décadas, que una vez fueron posibles y que hay que luchar por recuperarlos.

 

Un asistente quiere hacer un aporte sobre la cuestión de Cataluña que ha introdujo un camarada anterior. Cree que se ha entablado una lucha de burguesías en la que los trabajadores no han jugado un papel autónomo. ¿Cómo el capital ha enredado a la clase en torno a unos abanderamientos falsos, enzarzándola en españolismos o catalanismos? Esa no es la verdadera pelea que a la clase trabajadora le urge pelear en estos momentos. En otro orden de cosas, le preocupa también la difusión que están adquiriendo las propuestas de renta básica que están proliferando, muchas desde foros de la derecha. Cree que al capitalismo le interesa mantener a gran parte de la clase trabajadora en estado de coma, con un gotero de 450 euros que no le permite nada más que subsistir en condiciones hiper-precarias mientras espera la siguiente oferta de trabajo miserable que se dignen ofrecerle.

 

Otro interviniente retoma un comentario anterior sobre la dificultad que tenemos para explicar las cosas desde nuestro enfoque. Es verdad que surge en cualquier conversación la afirmación de que la crisis la ha traído la corrupción, lo que es un bulo igual que cuando argumentan que la crisis es de tipo financiero. Tenemos un problema con la comunicación: mientras nuestros enemigos de clase disponen de todos los medios, nosotros no tenemos ninguno. Así que tenemos que esforzarnos porque nuestro discurso sea bueno, sea fácil de entender y que tenga coherencia interna. Que, cuando oigas el conjunto de la explicación, tengas que estar de acuerdo. Y eso pasa por recuperar el eje de clase, la contradicción capital-trabajo. El camarada no entraría en tratar en este momento el tema de Cataluña, aunque a nivel personal es un tema en el que se muestra beligerante contra los nacionalismos catalán y español. Pero cree que si entramos en ese debate dejando de lado otros, no solo nos divide, sino que nos sitúa en el eje de nuestros enemigos de clase, porque la trampa la ponen al afirmar falsamente que si no estás con un nacionalismo estás con otro. Y no, estamos contra las patrias, y entendiendo que son las burguesías las que están interesadas en meternos en sus trampas, nosotros tenemos que salirnos de ellas. Podemos y sus asociados cometieron un gran error, y es que jugaban un juego en el que decían una cosa y se posicionaban más bien hacia otra, y además desde un eje ciudadanista y no de capital-trabajo.

 

Antes de cerrar este bloque, que ya ha consumido sus tres cuartos de hora, desde la mesa se responde al camarada que planteó la pregunta sobre Cataluña que la mesa como tal no puede dar una respuesta, pues no era este un punto que estuviera en el debate ni se ha trabajado un posicionamiento al nivel del Espacio. Sin embargo, como ya han hecho varios camaradas, pueden seguir apareciendo aportaciones a nivel personal.

 

Bloque 2 del documento: memoria de actividades desde la III Asamblea y propuestas organizativas

 

La misma camarada que conduce la Asamblea se encarga de exponer los contenidos de este punto del documento.

 

Además, en su condición de miembro de la Comisión de Feminismo, explica que se han estado reuniendo regularmente desde la III Asamblea, que, como todos sabemos, han estado publicando material y convocando actividades, y además nos trasmiten su intención de mantener vivo este trabajo. Más aún, pretenden coordinar actividades con grupos vecinales de mujeres y su intención es crecer en actividades y en número.

 

Tras la introducción, la primera intervención quiere subrayar que, más haya de las críticas que nos podamos hacer y de las limitaciones de ser tan pocos, cree que el trabajo ha sido fructífero. Piensa que debemos felicitarnos y, analizando en qué hemos errado, que seguro que lo hemos hecho, seguir adelante con el trabajo.

 

Otro camarada se cuestiona sobre las actividades del Centenario, en las que él mismo ha participado. La impresión desde Madrid es que se ha trabajado mucho y, para el camarada, queda un sabor agridulce: tiene la impresión de que, para lo mucho y bien que se trabajó, no logramos el eco necesario. A veces en asistencia de público y otras veces en difusión. Quizás nos falta una aparato de propaganda en condiciones para que las cosas tengan potencia y eco más allá del círculo cercano de los más militantes. Los camaradas de Valladolid, que dedicaron una semana entera al cineclub del Centenario, sí que están contentos con el eco que obtuvieron, aunque no descartan la necesidad de contar con un mejor aparato de propaganda.

 

Otro interviniente prefiere hacer una distinción entre el Centenario y la difusión que se ha conseguido con otras campañas que se han abordado, como la de la represión política de clase. En este último tema, se repartió una única octavilla y a partir de ahí se abandono la difusión del tema. La represión de clase es importante en estos momentos: tiene que ver con la situación en las empresas, da lugar a que los trabajadores no se organicen. Es verdad que tenemos una limitación de fuerzas y de medios, pero debemos plantearnos cómo dar vida a una campaña todo el tiempo que ésta lo requiera. En cuanto al Centenario, piensa que la exposición ha sido el factor que ha dado más potencia a la campaña. Y en esta actividad sí que ha habido difusión, pero otra cosa es la respuesta de la gente, que ha sido de apatía como en tantas otras cosas. En este caso, el resultado no ha sido el esperado para el esfuerzo realizado.

 

Otro camarada, que ha estado en la mayoría de los actos del EEC en estos dos años, quiere añadir un factor más a tener en cuenta. Nos estamos planteando la potencia de la difusión, la apatía de la gente, pero también tenemos que preguntarnos si lo que pretendemos contar va a calar, con qué interés va a ser recibido. El Centenario es para nosotros un hecho importante que hay que conmemorar, pero para la mayoría de la gente es un hecho histórico que queda lejano, y la respuesta está ajustada a ese interés que se puede generar cuando se ve de fuera a dentro. Pone como ejemplo de comparación un acto de barrio que se celebró sin mayores pretensiones para informar de la reforma de las pensiones, y al que acudieron diez veces más personas que a cualquiera de las películas del cineclub del Centenario. Lógicamente hay más gente interesada en las pensiones, que es un tema que sienten que les afecta muy de cerca. Tenemos que tener la vista de acercarnos con lo que la gente está pidiendo.

 

Como ejemplo de lo anterior, los camaradas de Valladolid recuerdan que ellos celebraron la semana del cineclub del Centenario haciéndola coincidir con la semana del festival de cine de Valladolid, con lo que añadieron un elemento cultural a la convocatoria que creen que contribuyó a su éxito.

 

El camarada que comenzó la reflexión entiende que el tema del Centenario forma parte de nuestro código genético, y el esfuerzo puede que no estuviera ajustado a las expectativas aunque se hacía con todo el gusto. En la Comisión del Centenario llegaron a estar trabajando once personas, frente a las tres que componían la de la represión política de clase. Ahora que el Centenario ha pasado, el camarada cree que hay que reactivar la comisión anti represión y elaborar linea política y elementos de trabajo. Al fin y al cabo es otro elemento que viene articulado por el eje de clase.

 

Tras una breve pausa, se reanuda la sesión en el mismo segundo bloque, pero centrándose ahora en las propuestas de cambio que permitan corregir las deficiencias identificadas en los dos primeros años de rodaje.

 

La primera intervención aboga porque el EEC se sume a todas las iniciativas que surjan desde organizaciones de nuestro ámbito.

 

Un segundo camarada también reclama una ampliación del ámbito de temas abordados, pero desde un punto de vista más interno. En su opinión, la autorrestricción que se impuso el EEC de aparcar los temas que pudieran dividir a las distintas sensibilidades comunistas, hace que no se aborden temas para él claves, como puede ser la situación en Cataluña o en Siria, por poner ejemplos dispares.

 

Para el compañero que coge la palabra a continuación el enfoque es distinto. Dado el pequeño número de personas que integran el EEC, cree que es contraproducente andar saltando superficialmente de un tema a otro al que nos lleve la actualidad, ya sean temas sacados a la palestra desde el interés de la burguesía, o a veces incluso trampantojos del poder. Piensa que es más productivo plantearse objetivos estratégicos propios a medio plazo y centrar nuestras pocas fuerzas en sacar adelante unos pocos temas planificados.

 

La compañera que habla a continuación sigue en la línea del camarada anterior. Piensa que para poder hablar de Siria -un ejemplo que se puso antes- más allá de un comunicado de apoyo ante una agresión inmediata, hace falta un nivel de investigación y de buceo en las fuentes que requiere un tiempo que no tenemos. A cambio, ve más provechoso volcarse en temas como la defensa de las pensiones, la represión de clase o cualquier otro que se decida, y hacer un trabajo de largo recorrido.

 

Un compañero se refiere a los medios de que dispone el capital y que le permiten inculcar una ideología, toda la superestructura del estado está a su servicio. Frente a eso, es como si nosotros no existiéramos. Tenemos que llegar a desarrollar nuestra organización. Para ello no podemos coger las cosas a salto de mata; las tenemos que estudiar, las tenemos que planificar para llevarlas a cabo. Y si vamos creciendo, iremos cogiendo más. Piensa que eso es lo que intenta hacer el documento cuando propone centrarse en el eje de clase: coge un tema que podemos abordar y que nos sirve de guía para seguir avanzando. El eje de clase hoy está desdibujado; de lo que todo el mundo habla es del ciudadanismo. Nosotros tenemos que coger los elementos de clase, analizarlos, planificar; algo tan necesario que si no lo hacemos, no avanzaremos.

 

El siguiente camarada sí que piensa que hay que priorizar y elegir unos pocos temas. Pero en los temas internacionales piensa que hay que tener más flexibilidad. Con el imperialismo, con la guerra, aparecen problemas reales que no es que se invente la burguesía, son problemas que crea la burguesía. Son temas clave a los que los comunistas siempre han dado un papel fundamental.

 

La siguiente intervención retoma el problema planteado por un camarada anterior acerca del modo de trabajo del EEC. El establecimiento de una linea política a través de un proceso de formación es clave para cualquier organización comunista. Cuando el Espacio se configuró, lo hizo con un objetivo de unidad, de manera que cupieran distintas corrientes. Para ello se dejan de trabajar determinados elementos de la linea política para no generar conflictos, y esto puede verse como una ventaja o como un inconveniente. Cuando surge un tema como Cataluña, él no tiene una visión aportada desde su organización. Y aunque comparte que el tema lo origina la burguesía, la realidad es que la clase obrera catalana expresa unos sentimientos sobre las patrias y sobre las naciones que están en su vida real. Aunque solo sea porque la propia clase es partícipe de una serie de conflictos, aunque no lo vivan desde una conciencia para sí, la organización tendrá que tener una opinión formada sobre ello. No habla de ir a salto de mata, sino de elegir conflictos especialmente importantes.

 

El camarada que inicialmente propuso abarcar más temas aclara que él no hablaba de coger una temática en perjuicio de otra temática, y comprende que, siendo pocos, habrá que coger puntos en los que centrarse porque no podremos trabajar todo al mismo nivel. Pero cree que todo está relacionado: si estamos dedicados al tema de las pensiones y proponemos romper el Pacto de Toledo para poner las pensiones a cargo de los Presupuestos Generales del Estado, a lo mejor tenemos que decir que todo el gasto militar para intervenir en guerras de agresión se tiene que acabar. Cree que tenemos un punto de unión, y eso es positivo, pero que tendremos que profundizar porque la realidad está formada por vasos comunicantes y las estructuras no son fines en sí mismas. Su anhelo es que a la clase trabajadora le vuelva a interesar saber lo que opinan los comunistas sobre tal o cual tema.

 

La siguiente intervención piensa que uno de los problemas de los grupos izquierdistas es que permiten que les marquen la agenda otros, ya sea el capital, ya sea las distintas facciones de la burguesía. Si a él le preguntan qué piensa como comunista sobre alguna cosa, y tiene claro que esa cosa se opone a sus objetivos de clase, le responde en términos de lo que él quiere hablar, no de los de la agenda que pretenden marcarle. Para él, en lo peor que se puede caer es en pensar que existe un burguesía democrática frente a otra burguesía imperialista, porque cada una de ella juega sus propios intereses. Si vas detrás de la primera, seguramente acabarás provocando un efecto rebote y descubriendo que no han salido las cosas como tú pensabas. La primera obligación de un revolucionario internacionalista es crear contradicciones en su propia realidad y, en lugar de eso, llevamos muchos años eligiendo la vía de ir buscando problemas en realidades más o menos lejanas para salir con una pancarta. Claro que en un momento dado pasan cosas muy graves y hay que estar ahí, pero sabiendo que nuestro esfuerzo está en la lucha de clase aquí. Si tenemos una limitada capacidad de elaboración política, tenemos que fijar cuáles son nuestras prioridades. Si nuestra prioridad fuera el eje de clase, ese sería el que marcaría tanto la estructura, como los contenidos formativos, además de los materiales de marxismo. Un ejemplo son las pensiones, sobre las que tenemos que mejorar el primer documento que se hizo y recibir formación para dar alternativas claras.

 

Un camarada del ECB del Barrio de la Concepción aclara que en sus reuniones dedicaron dos días a debatir sobre Cataluña, manejando documentación de varias fuentes. En ningún caso piensa que haya cosas que no se puedan discutir. Ellos se reúnen todos los lunes del mes: dos los dedican a estudiar el marxismo en sus fuentes, uno lo dedican a temas internos del EEC y tienen un día al mes para hablar de temas de actualidad que se preparan y documentan con antelación. Ese modo de trabajo hace que todos se involucren en la selección y preparación de temas y que, con el tiempo, hayan acumulado una colección de referencias variadas sobre muchos temas de marxismo clásico y de la actualidad.

 

Toma la palabra un camarada que intervino en la redacción de esta sección del documento. Piensa que si el EEC fuera un partido, podrían dedicar a camaradas a estudiar y exponer el tema de Siria, de Venezuela, etc. Pero siendo una organización pequeña en construcción, tenemos que coger los problemas más cercanos en los que tenemos algo de capacidad para empezar a trabajar. Si cogemos varios problemas, al final nos frustramos porque no podemos abarcarlos en su justa medida. De ahí también la importancia de la formación. El marxismo nos enseña que debemos emprender aquellas acciones que tengamos capacidad de resolución, o al menos de aclarar. Él no se va a cortar si alguien viene a preguntarle qué dice su organización sobre Cataluña; le dirá: pues mira, sobre Cataluña mi organización no dice nada, pero sí que las dice sobre el salario, sobre la explotación, sobre las pensiones, etc. Pero es que, además, no encuentra contradicción en lo que están planteando todos los camaradas, es simplemente que hay que priorizar las cosas y llevarlas a su justa medida. No podemos hacer lo que han hecho los partidos llamados obreros que lo único que han hecho es dar pinceladas sobre las cosas sin profundizar en ellas, y sin darles un enfoque de clase.

 

Un camarada de fuera de Madrid piensa que, aunque no sea posible profundizar en todos los temas, podría estar bien que la Comisión de Formación distribuyera material de interés que permitiera ampliar conocimientos sobre los temas de mayor relevancia política. A lo mejor no se puede dar una respuesta articulada tras la que esté todo el Espacio, pero sí se puede ayudar a la formación.

 

En un par de intervenciones se insiste en una misma idea: los camaradas creen necesitar ellos mismos una formación marxista más de base antes de querer avanzar a analizar ejemplos más complejos, como puede ser, por poner un ejemplo, los intereses de clase que están en juego en Siria. Eso no es incompatible con la urgencia de salir a la calle cuando se produce una agresión imperialista que va a provocar la muerte de miles de personas.

 

A continuación se pasa a discutir los problemas derivados de la dispersión geográfica y de los camaradas más o menos aislados. Una camarada de la Coordinadora, que vive en una capital de Castilla-León, relata su experiencia en lo que ella define como una ciudad de provincias. Entiende que los problemas en una ciudad así son seguramente distintos a los de los camaradas de las ciudades periféricas de Madrid o de las grandes ciudades como Barcelona, Bilbao, etc. Ella percibe en su ciudad a la clase trabajadora como muy desideologizada, muy insolidaria y ajena a todo lo que debería concernirla. La sindicación es muy baja, la participación en manifestaciones o actividades políticas es pequeña por miedo a que les vean, incluso desde antes de la crisis. La conciencia política es muy baja, no tienen referentes políticos.

 

Desde la mesa se avisa de que en el documento se han intentado reflejar problemas que se han detectado durante la andadura del EEC relativos a la dispersión, aunque les queda la duda de si la percepción de los problemas desde el lado de Madrid coincide con la vivida por los afectados más directos. E igual pasa con las soluciones que se proponen en el texto. Se anima a los camaradas de fuera a tomar la palabra para dar su opinión de primera mano.

 

Otro camarada de Castilla-León toma la palabra para explicar que los problemas que expone el documento no van desencaminados. En cualquier caso, aclara que no han sentido una desconexión con el Espacio, y que los problemas vienen más por el hecho de ser pocos y, encima, estar dispersos en distintas provincias. El escaso número y la falta de experiencia les coarta a la hora de convocar actividades propias, con lo que su actividad se centra más en acudir a manifestaciones o a eventos a repartir material del Espacio. Creen que será positivo poder participar en reuniones por videoconferencia o incluso celebrar reuniones nacionales del Espacio en sus ciudades, lo que encuentran motivador.

 

Otro camarada reconoce que somos pocos, pero desde su punto de vista el Espacio le ha servido para darse cuenta de que no está solo, y piensa que esa certeza es importante estés donde estés, incluso en Madrid.

 

Bloque 3 del documento: lineas de trabajo político futuro

 

El punto es introducido por la persona que se encargó de su redacción, que resalta la intención de marcar una linea a seguir, independientemente de la respuesta que pueda ser necesario dar a los avatares del día a día. Esa linea se ha centrado en algo muy básico y que quizás a primera vista parezca muy poco, que es el eje de clase como articulador de la acción política del Espacio. Primero porque el desarme y la derrota ideológica, política, organizativa de la clase ha sido total; tenemos que volver a empezar. Entre el 15M, el ciudadanismo, el parlamentarismo, la casta, etc. llevamos mucho tiempo yendo a remolque. Necesitamos dar la batalla ideológica en términos de clase, una batalla ideológica que pase por concretar de qué estamos hablando cuando hablamos de clase, de poner de manifiesto la contradicción capital-trabajo pegados al terreno, de una forma didáctica, en lo cotidiano, en las circunstancias en las que se da. El objetivo no pasa tanto por la manifestación, como por la organización. Y a veces la organización puede tener un carácter informal: juntarse con el compañero de trabajo, hablar de los problemas concretos de la empresa o de las agresiones que en ese momento está lanzando el gobierno.

 

Por otro lado, por supuesto, mantener la independencia de clase. A nosotros no nos toca hacer ninguna revolución burguesa. Nosotros, comunistas, no estamos para no sé qué del régimen del 78. Estamos para defender nuestra situación de clase. No nos vale un cambio cosmético de las estructuras de representación política, la batalla se da en las empresas y en los barrios, y es ahí donde debemos realizar el eje de clase. Y es ahí donde tenemos que actuar desde un ECB o desde una Asociación de Vecinos, y es ahí donde debemos llevar a un camarada que esté preparado para hablar de las pensiones.

 

Hay que apoyar las batallas incluso más reformistas, como la salarial; y ello porque el salario es el sustento del trabajador y es dónde nos roban la plusvalía. Pero hay que tener en cuenta que lo que hoy ganemos, mañana nos lo puede quitar. Por tanto, hay que incorporar nuevos elementos reivindicativos: el derecho a la salud, el derecho al descanso, la visibilización y el pago de las horas extra, el derecho a organizarnos en la empresa sin que haya represión, etc.

 

Y no solo en el trabajo. El distrito es otro espacio en el que se dan las contradicciones. Cuando uno cambia de calle, de repente cambia la clase social. Y descubrimos que los ayuntamientos, que las Juntas, están prefiriendo apostar por gastos de un tipo distinto al gasto social.

 

Por eso no hace falta que estemos hablando de la clase, sino de que la manifestemos en nuestra tarea cotidiana. Puede ser en nuestra Asociación de Vecinos, en nuestra labor sindical, o en la organización informal que seamos capaces de crear. Tenemos que ser agentes de crear problemas; nuestra primera obligación es cómo crear problemas al capital.

 

Hay una cuestión que tenemos que tener en cuenta. La evolución del capital y, con él de la clase trabajadora, está generando nuevos sectores de sobreexplotación -aclara que explotación es todo el trabajo asalariado-. El cambio de las relaciones salariales está haciendo aparecer elementos emergentes que se están expresando en huelgas y en luchas. Ahí tenemos que pegarnos. Si estamos dentro, pues desde dentro, pero, si estamos fuera, dando el apoyo que seamos capaces. No hay que decir ni que somos del EEC: estamos allí para lo que seamos útiles. Y, por supuesto, sin abandonar las luchas históricas de la clase trabajadora, que siguen estando ahí. Pero en esos elementos emergentes en reestruturación hay una parte de batalla que iremos viendo tomar cuerpo en los próximos meses y años: plataformas digitales, uberizaciones de las relaciones laborales, etc.

 

Hay también que recuperar el eje de clase de la represión política. Hace falta un equipo de trabajo y más elaboración política. Más propuestas con otros grupos que están sujetos a la represión, con vistas a saber en qué podemos cooperar.

 

Además, está el eje de clase visto desde una posición internacionalista. En casi todos los países de Europa ya hay movimientos fascistas afianzados, en algunos sitios gobernando. La desarticulación que está produciendo la descomposición de determinados elementos de clase, fundamentalmente de la pequeña y mediana burguesía, está produciendo unos miedos al futuro, una sensación de crisis de identidad que necesita volverse a refugiar en la bandera de las patrias. Lo vimos en 1914 y lo vimos en 1939. Nuestra labor internacionalista pasa por hacerle ver a la gente que detrás de una bandera hay un burgués. Hay que recuperar la idea del internacionalismo, de que los trabajadores no tenemos patria.

 

Por último, tenemos que dar una batalla frente a los viejos-nuevos utopismos, que van desde el huerto urbano hasta la democracia participativa, pasando por la economía del bien común, la economía de los cuidados o las cooperativas de consumo. No son más que fugas hacia ningún sitio, una forma reaccionaria de escapar. Necesitamos volver a crear una cultura de clase, una cultura de trabajador, una cultura de valores políticos concretos. Una cultura independiente como la propia posición de clase debe ser independiente.

 

Antes de terminar, recuerda que la última gran batalla se ha empezado a librar en estos momentos, y es la batalla de las pensiones. Y por ahora van ganando ellos, aunque solo sea por el hecho de habernos metido miedo. Ahí tenemos que empezar a empujar, a concienciar, a hablar en todos nuestros ámbitos laborales y personales. Sólo nos lo arrebatarán si nos dejamos.

 

Tras esta introducción toma la palabra un camarada de fuera de Madrid. Cuenta cómo en su grupo han intentado tomar parte en experiencias de reconstitución de partidos comunistas, aunque siempre han salido desilusionados, pues creen que siempre acaban imponiéndose corrientes aburguesantes. Siguen con interés las publicaciones en la web del Espacio, con el que están muy de acuerdo en la linea organizativa y política. Además, por lo escuchado en la Asamblea, se siente bastante identificado con los problemas expuestos por otros intervinientes de capitales de provincia. En los últimos meses han elaborado una análisis propio, al que han puesto por nombre “nacionalismo, nacionalidades e internacionalismo”, en el que ve un reflejo de las críticas anteriormente realizadas contra el nacionalismo burgués. Su grupo se identifica como internacionalista, los intereses son de clase, y creen que el eje político del documento acierta plenamente al dar todo el protagonismo a ésta.

 

Una vez que la clase se perfila como el eje de trabajo del EEC a medio plazo, vuelve a plantearse la misma reclamación de un programa de formación básica sobre el tema.

 

Un camarada del sur de la provincia de Madrid pone de manifiesto los problemas para plantear sesiones de formación cuando los integrantes del ECB son pocos y pertenecen a varios municipios, aunque sean cercanos. La capacidad de asumir un plan de formación como el del Barrio de la Concepción viene de la proximidad de un grupo considerable de personas. A ellos les es bastante más difícil conseguir quedar con una periodicidad regular y con una asistencia más o menos constante. A él le gustaría que se estudiaran mecanismos para participar en remoto en la formación. Se propone que la nueva Coordinadora investigue este tema.

 

Esa reclamación a la Coordinadora da lugar a que un camarada de la mesa recuerde que el documento propone el eje de clase como eje de actividad del EEC, pero no hace explícito el cómo articular esa tarea. Por ello, quiere dejar constancia de que, caso de aprobarse, la Coordinadora entrante asumiría esa responsabilidad. Y obviamente hay muchas vías por explorar: formativa, de agit-pro, divulgativa, etc. La propia participación de los militantes en la concreción de las tareas que se decidan tiene un componente muy formativo. Piensa que una pieza que debería recomponerse dentro de este ámbito es la antigua comisión contra la represión política de clase.

 

Una compañera pide también que una de las lineas de trabajo sea el estudio del movimiento obrero, que se cree una cartografía de la clase trabajadora actual, de su estructura y de su composición. Quizás no tenemos tan claro qué es la clase trabajadora hoy en día, cómo ha cambiado desde los años 70, cómo es su reparto en sectores ahora, sus tipos de cualificación, la división internacional del trabajo, los trabajos reproductivos, etc... Cree que todo este estudio podría ser objeto de trabajo de una comisión.

 

Un camarada de la mesa explica que el documento no es muy extenso de forma intencionada. En él se apuntan las propuestas que marcan eje, pero no se concretan para que sea la práctica y la disponibilidad de fuerzas las que marquen cómo articular aquello que se decida sacar adelante. No era la intención elaborar un programa en el que todo quedara desarrollado y cerrado. Un programa no se puede hacer aislado y encerrado en una oficina y pretender que sirva de “guía” a la clase trabajadora. Está muy de acuerdo con la propuesta de la intervención anterior y, aunque estima que el esfuerzo para sacar esa propuesta adelante será grande, cree que merecerá la pena. Apoya la idea de la formación de una comisión de Movimiento Obrero.

 

Una vez cerrado este punto, se procede a discutir una serie de enmiendas presentadas por el ECB de la Comarca de las Vegas de Madrid. Las enmiendas completan algunos párrafos del documento original de la Coordinadora. Todas las enmiendas fueron aceptadas y han sido consolidadas en el documento definitivo, excepto una que se consideraba redundante con el contenido ya presente en el texto. Quizás la que generó más debate fue la que reclamaba una mayor unidad de acción con otras organizaciones, pues a los asistentes les parecía una formulación demasiado genérica para suscribirla. Finalmente se optó por una redacción en la que se hace mención a una unidad de acción sobre temas concretos, que da más libertad para participar en acciones puntuales. Ellos mismos pusieron el ejemplo del acto de homenaje al Che celebrado en Ciempozuelos, en el que el ECB participó con varias organizaciones y que fue un éxito de asistencia. Por otro lado, una de las enmiendas dio lugar a una nueva redacción de uno de los cambios organizativos, pues se va a intentar que la gestión del cobro de las cuotas no requiera de una cuenta bancaria.

 

Otra de las enmiendas generó un debate sobre mecanismos de difusión que ha engordado la lista de deberes de la nueva Coordinadora. Así, se discutió sobre las posibilidades de la radio por Internet -sobre la que varios camaradas del Espacio ya tienen experiencia-, sobre Youtube, sobre la elaboración de un miniperiódico imprimible con una periodicidad no fija, sobre la elaboración de dípticos divulgativo-formativos sobre temas concretos, sobre luchas de trabajadores, etc. El reparto de propaganda a pie de calle es una actividad que tiene sus defensores y sus detractores, aunque finalmente se solicitó que los comunicados que la Coordinadora realiza en las campañas en curso fueran editados en forma de díptico para que los ECBs que lo desearan pudieran hacer repartos coordinados. La sensación que quedó al final es que hay que reforzar el actual grupo de difusión -prácticamente centrado en la web y el boletín- para que pueda asumir nuevas tareas.

 

El documento quedó aprobado con las enmiendas aceptadas y, antes de hacer una pausa para comer, se solicitó a los camaradas que quieran pertenecer a la Coordinadora y no pudieran estar por la tarde, que dejaran constancia de su interés.

 

Elección de la Coordinadora Estatal

 

La Coordinadora Estatal anterior se conformó en la III Asamblea con quince miembros, de los que quedaban activos en los últimos meses unas seis personas. Las reuniones han sido quincenales sin interrupción durante todo este tiempo. Según los cambios aplicados en esta IV Asamblea, la nueva Coordinadora debía contar con un número óptimo de ocho miembros con ganas de implicarse.

 

Finalmente se ofrecieron diez camaradas, que fueron todxs aceptados por la Asamblea, tres de ellos de fuera de Madrid. Como dato significativo hay que decir que la media de edad ha bajado considerablemente, lo que fue comentado como dato positivo durante la reunión. Además, otro de los cambios organizativos hará que la Coordinadora deba convocar entre tres y cuatro reuniones de ECBs al año, con objeto de hacer más inclusiva la toma de decisiones y más ágil el seguimiento de las lineas de trabajo emprendidas y de los problemas encontrados en su desarrollo.

 

Aprovechando el punto de varios del orden del día, los asistentes discutieron sobre los grupos de trabajo que será necesario formar según las lineas de trabajo expuestas durante la Asamblea. El grupo de represión política de clase ya estaba conformado desde hace un año y el objetivo es reactivarlo. El grupo de Movimiento Obrero parece que también va a ser retomado dentro del eje central de clase que ha sido aprobado con el documento. Finalmente, se discutió si el tema de las pensiones requiere un grupo de trabajo aparte, aunque la opinión más general fue que debía figurar entre las tareas del grupo de Movimiento Obrero para no disgregar fuerzas. Se recordó que, por supuesto, los grupos de trabajo no son responsabilidad de la Coordinadora, sino que deben nutrirse de todos los camaradas del EEC que quieran integrarse en ellos y se animó a la participación.

 

Espacio de Encuentro Comunista

 

Índice textos IV Asamblea:

Memoria de actividades

Contexto y áreas de intervención

Líneas de trabajo político futuro

Crónica de la IV Asamblea General del EEC (este texto)


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