Boletín de información del EEC. 23 de abril de 2020.
 

Boletín Rojo

del Espacio de Encuentro Comunista

No os lamentéis, organizaos



Indice de actualizaciones y recomendaciones recientes

Hola camarada,

Este boletín recoge extractos y enlaces al último artículo recien publicado en la web del EEC, así como a dos recomendación externas.

No es verdad eso que dicen de que ahora tenemos más tiempo para leer, pero, si encuentras un momento, pensamos que pueden ser textos de tu interés.

Salud

21/04/2020 - Ingreso mínimo vital y mochila austriaca, asistencialismo envenenado

1.-Medidas aparentemente solidarias

La crisis social y económica que ha desatado la pandemia del coronavirus (COVID-19), y de forma particular el modo en que ello ha afectado a la situación de la clase trabajadora en España y a nivel mundial, ha vuelto a dar realce a dos cuestiones que hasta hace unas semanas gozaban de gran relevancia mediática, hasta que la pandemia se apropió del protagonismo informativo absoluto, y que han sido propuestas por el amplio espectro político que va desde el más puro liberalismo hasta el mundo progre.

Nos referimos a la Renta Básica, en sus diferentes acepciones y denominaciones, y a la llamada “Mochila Austriaca”.

El gobierno español ha anunciado la pronta puesta en marcha de un Ingreso Mínimo Vital que, en palabras del Ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, tendrá un carácter “estructural y permanente”, es lo que finalmente va a quedar de la Renta Básica, un nombre con muchas acepciones, según la posición de aquél que la proponga dentro del arco que va de los liberales a los social-liberales.

El Ingreso Mínimo Vital, aunque no tiene un carácter universal, sino pensado para determinados colectivos especialmente vulnerables, ya sea por la crisis del coronavirus o por cuestiones previas a la misma, es una especie de Renta Básica.

En cuanto a la Mochila Austriaca, que el PSOE llevaba en su programa, es una apuesta decidida de la vicepresidenta Nadia Calviño que no tiene nada de novedosa (1), aunque la prensa económica lleva al menos desde marzo vinculando la cuestión de la misma con el previsible efecto de los gastos sociales del coronavirus (despidos en el medio/largo plazo) sin olvidar la intención inicial más ligada a la reforma de las pensiones.

Es muy probable que una interpretación bienintencionada de ambas medidas crea que tienen por objetivo paliar la situación del ingente número de parados derivados de los efectos de la pandemia y de las medidas necesarias para frenarla.

Pero esa benevolente lectura de dichas medidas, una en marcha (renta básica), la otra de muy posible implementación (Mochila Austriaca) a medio plazo, oculta otras motivaciones que conviene analizar detalladamente para comprender cuál es su objetivo real.

Sin una contextualización en el marco de las transformaciones del empleo, del Estado Social, de los conceptos de salario directo (lo que comúnmente se conoce como salario), del salario indirecto (por lo que respecta al presente documento, las coberturas de desempleo) y el diferido (principalmente las pensiones), sería enormemente difícil comprender el encaje del Ingreso Mínimo Vital y de la Mochila Austriaca en la política del actual gobierno. Por eso vamos a dedicar el apartado 2 a repasar la evolución de las coberturas de desempleo y pensiones en nuestro país desde la mitad de los años 1970 mientras que en el apartado 3 veremos brevemente la situación del capitalismo global desde la crisis del petróleo de 1973. Cuando en el apartado 4 entremos de lleno en los temas centrales de este documento vamos a comprender por qué ha sido necesaria esta introducción.

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16/04/2020 - Tita Barahona, entrevista en Itaia - Emakume Sozialisten Sarea

Tita Barahona es militante del Espacio de Encuentro Comunista y redactora de Canarias Semanal. En la siguiente entrevista desarrolla por una parte, un análisis sobre la situación de la mujer proletaria y en general de la clase obreraen la situación que el Covid-19 ha creado a nivel mundial. Por otra parte, nos habla de las consecuencias que todo esto tendrá en la clase obrera, con la aceleración de la crisis socioeconómica en consecuencia de la crisis sanitaria y de la propuesta política capaz de planificar la sociedad en base a los interesesde toda la humanidad, creando las condiciones para la supresión de todas las opresiones.

(Pregunta) Ha quedado en evidencia que el Covid-19 ha creado una situación de crisis sanitaria, pero desde una perspectiva de clase no podemos dejar de lado el análisis de las consecuencias que acarrean las decisiones económicas y políticas tomadas al respecto. ¿Cuál es el análisis que haces en cuanto a la gestión de la pandemia y las consecuencias inmediatas de las medidas laborales, sociales y económicas?

(Respuesta) La gestión de la pandemia por parte de las instituciones del Estado ha sido, aparte de tardía, ineficaz para prevenir la escalada de contagios y muertes de las pasadassemanas. Si algo ha quedado claro en este corto pero intenso espacio de tiempo es que el paulatino desmantelamiento de la sanidad pública nos ha dejado a la clase trabajadora, que en su mayoría dependemos de ella, sin equipamientos y personal suficientes para afrontar una crisis sanitaria de esta magnitud, mientras la sanidad privada retiene, por ejemplo, cantidades de respiradores que no ponen a disposición, ni el Estado les obliga a ello.

Por otro lado, la desindustrialización producida en Europa y otros países del centro capitalista en las últimas décadas ha anulado la capacidad de producir, con la debida celeridad, esos equipamientos, que podrían haber salvado muchas vidas. Fabricar mascarillas, guantes y respiradores, o no exponer a los trabajadores innecesariamente a una enfermedad con consecuencias fatales, no debería ser una prueba insuperable en pleno siglo XXI. Si el capitalismo no está pasando la prueba de esta pandemia es porque no es el sistema capaz de liberar las fuerzas productivas de que disponemos a día de hoy.

El hecho de que el sistema no pueda reaccionar ante las necesidades vitales de la mayoría pone de manifiesto que su único interés es la obtención de beneficios privados, no la satisfacción de las necesidades humanas ni la solidaridad de la que tanto hablan los políticos de la UE y sus Estados miembros. De ahí que estemos últimamente asistiendo al lamentable espectáculo del robo de cargamentos de material sanitario de unos Estados a otros, o la negativa de ayuda a los países que sufren las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y son por ello más vulnerables a los efectos de la pandemia (Venezuela e Irán, entre otros).

En las pasadas semanas, el gobierno de Pedro Sánchez, el Banco Central Europeo y otros gobiernos mundiales han ido concretando su estrategia para superar esta crisis. Salvando los discursos grandilocuentes para impresionar a la ciudadanía, lo que queda claro es que van a rescatar a las grandes empresas. En Estados Unidos, el rescate recientemente aprobado, llamado eufemísticamente Ley de Estímulo, convierte en calderilla el que hicieron en 2007-08 con motivo de la crisis de las hipotecas subprime.

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10/04/2020 - ¿Teletrabajo o digitalización del mercado laboral?, en Crónica de Clase

En el confinamiento de la pandemia de coronavirus de 2020 muchos trabajadores se han enfrentado por primera vez a una experiencia de teletrabajo. Aunque en la mayoría de los casos los medios de que dispone su empresa para hacer productivo el trabajo remoto son simplemente inexistentes, el resultado ha sorprendido a muchos trabajadores, que no pensaban que desde casa pudieran trabajar más tiempo y sacar más trabajo que desde su mesa habitual en la sede de la empresa. La experiencia ha sido tan reveladora que estos días han corrido como la pólvora una serie de delirantes teorías de la conspiración que relacionan el origen o la reacción ante el virus con oscuros intereses alrededor del teletrabajo: los de las empresas que venden los medios para trabajar en remoto, los de aquellas empresas que ya estaban preparadas y pretendían cargarse a su competencia, una confabulación de empresarios que han querido forzar a los trabajadores a irse a trabajar a casa para ahorrar en gastos de alquiler y mantenimiento, o incluso un plan del capital contra la organización de los trabajadores para que perdamos nuestros vínculos sociales y sindicales al quedarnos aislados en casa.

No nos vamos a detener aquí en promover o desacreditar planes maquiavélicos, ya lo han hecho otros mejor [1]. Sin embargo, sí que parece el momento oportuno para arrojar más información sobre un tema que se nos quedó pendiente en un artículo anterior. Y es que una cosa es que nos parezca ridículo que el capitalismo cree una pandemia para imponer determinadas prácticas laborales (como si lo necesitara), y otra cosa es no darnos cuenta de que la crisis que va a suceder a la enfermedad, así como el temor a otra situación similar, va a suponer la justificación ideal para cambios legislativos y sociales de calado. Solo un infeliz puede pensar que esos cambios vayan a ir por la línea de darnos más servicios públicos y subirnos el sueldo. Todo lo contrario, ahora lo que la lógica del capital impone -igual que en 2008- es aumentar la explotación de los trabajadores para que se pueda recuperar la tasa de beneficios que se va a desplomar durante la crisis. Como ya sabrán los lectores de nuestros artículos, el objetivo del modo de producción capitalista es el incremento del capital, lo cual se consigue con una tasa de beneficios positiva y en aumento. La producción de bienes y servicios útiles -o menos útiles- no es más que el soporte necesario para que el capital consiga dicho beneficio mediante la explotación de trabajo asalariado.

Retomamos, pues, un artículo anterior [2], en el que hicimos un análisis detallado de cómo las nuevas posibilidades de la automatización potenciada con la inteligencia artificial podían afectar a la clase trabajadora. En ese momento explicamos cómo el peligro era a la vez más cercano, mucho más complejo y, a la vez, menos futurista de lo que parece cuando hablamos de robots, un término asociado en nuestra mente a la ciencia ficción. En aquel artículo explicamos (y criticamos) las propuestas que los grupos de presión y los portavoces del capital realizan a los gobiernos con el supuesto objetivo de contrarrestar los problemas provocados por la extensión de la automatización. Una de las propuestas que expusimos quedó un tanto misteriosa:

Dar carta de naturaleza a las empresas de contratación de trabajadores autónomos por Internet.

Y un poco más adelante en el texto realizábamos el siguiente comentario, con el que dejábamos aparcada la explicación:

Alguien habrá podido observar que en un artículo sobre cambio tecnológico y trabajo asalariado se hace poca mención a empresas como Uber, Deliveroo, etc. La realidad es que estas empresas no son sino la punta de lanza de un intento de cambio en la legislación laboral que va a afectar a sectores y profesiones que no imaginamos. Esto tiene que ver con el tercer punto de la lista y, por su importancia, hemos preferido un artículo independiente en el futuro.

Pues bien, este es el artículo que prometimos en aquel momento. Vamos a intentar explicar de forma muy gráfica qué tipo de cambios se están proponiendo en la legislación laboral, cómo estos cambios vienen propiciados por cambios tecnológicos pero, a la vez, por qué se corresponden más con un cambio social que con un cambio tecnológico.

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