¿Podemos imaginar las respectivas caras de Sánchez y Albares al conocer la liberación de Pablo González? A mí, ciertamente, me cuesta, al recordar su proceder en estos años, sí no olvidemos, años, de maltrato y abandono de un ciudadano de este Reino y, obviamente de esa llamada Unión Europea. Su clamoroso silencio, su tancredismo, es más que elocuente. Aunque, amigos, estemos preparados ante lo que se nos viene encima. Un anticipo: el miserable tratamiento dado por esos sedicentes medios de "referencia" al dar a conocer la noticia y en las horas inmediatas. Lo tópico pero evidente; recuperando la memoria de otros hechos, las comparaciones resultan odiosas. Aún salvando las derivadas ...
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